Las membranas son estructuras fluidas, es decir, la mayoría de los lípidos y muchas de las proteínas de la membrana pueden rotar y desplazarse dentro de su mitad de la bicapa lipídica. La fluidez de la membrana depende tanto de la cantidad de colesterol que presente y del número de enlaces existentes entre las colas de ácidos grasos.
Cada enlace doble entre las colas de ácidos grasos pone un "lazo" en la cola del ácido graso, que aumenta la fluidez de la membrana, ya que impiden que las moléculas lipídicas se adosen firmemente.
La fluidez de la membrana le otorga equilibrio a la célula: una membrana rígida carecería de movilidad y una membrana completamente fluida no tendría la organización estructural y el soporte mecánico que requiere la célula. La fluidez de la membrana permite que se produzcan interacciones dentro de la membrana plasmática, como el ensamblado de las proteínas de membrana. También hace posible el movimiento de componentes de la membrana que son responsables de diferentes procesos celulares, como el movimiento de la célula, su crecimiento, división, secreción y la formación de las uniones intercelulares.
La fluidez de la membrana le permite autorrepararse en caso de lesión mecánica.
El colesterol le otorga más resistencia a la bicapa lipídica pero le quita fluidez cuando la temperatura del cuerpo es normal. Con bajas temperaturas, el colesterol tiene el efecto opuesto: aumenta la fluidez de la membrana.
La fluidez de la membrana le permite autorrepararse en caso de lesión mecánica.
El colesterol le otorga más resistencia a la bicapa lipídica pero le quita fluidez cuando la temperatura del cuerpo es normal. Con bajas temperaturas, el colesterol tiene el efecto opuesto: aumenta la fluidez de la membrana.
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